lunes, 8 de marzo de 2010

8 de marzo

          Como todos sabréis hoy es 8 de marzo, día internacional de la mujer. Aprovechando esta fecha tan reconocida voy a dedicar un espacio a mi blog sobre el origen de la incorporación de la mujer en el trabajo y la situación actual.
          La incorporación de la mujer al trabajo, aunque ayudada por los movimientos feministas que empezaron a surgir en el siglo XIX, llegó de una forma algo repentina, y por una causa de fuerza mayor: la Segunda Guerra Mundial. Y es que, mientras los hombres se dejaban la vida en los frentes, eran las mujeres quienes tenían que seguir con sus trabajos para que la sociedad siguiese siendo productiva. Así, un gran número mujeres, de los países aliados principalmente, dejó las tareas del hogar y se lanzó al mundo laboral.
¿ Al finalizar la Guerra.... todo siguió como antes?
        Bueno, el caso es que las cosas ya habían cambiado. La mayoría de las mujeres que se habían lanzado a trabajar siguieron haciéndolo, con lo cual surgió un modelo de familia que hoy en día es el más común: dos padres trabajando fuera y repartiéndose las tareas del hogar (al menos en teoría).
       Cuando se les pregunta a las mujeres de la actualidad porqué trabajan las respuestas son de lo más variopintas: unas argumentan para aumentar el presupuesto familiar y dar a los hijos mejor formación, otras mujeres (con un poder adquisitivo alto)  afirman trabajar por gustarles su profesión (eso sí es amor al trabajo), por cortar el aburrimiento en casa o ser independientes.
       No obstante, la incorporación de las mujeres al mundo laboral también ha traído consigo algunos problemas que aún hoy tienen flecos por resolver. Y es que cambiar una situación social es relativamente fácil (sobre todo si hay causas tan apremiantes como la que fue la madre de todas las guerras). Pero no lo es tanto cambiar las mentalidades. En las sociedades occidentales todavía perviven bastantes resquicios de un machismo que no termina de asumir que las mujeres puedan ser iguales que los hombres.
       Aunque se ha logrado un gran avance aún hay resquicios de desigualdad salarial,  trabas a las bajas por maternidad o el desequilibrio en el reparto de las tareas del hogar que siguen afectando a buen número de mujeres trabajadoras.

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